martes, 29 de enero de 2013

Ajuste de cuentas

Carla Bruni saca nuevo disco, el cuarto, el próximo mes de abril y una de sus canciones es un ajuste de cuentas en toda regla contra la prensa, a quien hace responsable de la derrota electoral de su esposo Nicolas Sarkozy. Retomando a Albert Camus, que sostenía que "no hay que esperar al Juicio Final, porque tiene lugar todos los días", la ex primera dama de Francia ha decidido poner en el banquillo de los acusados al periodismo. La memoria es débil hasta el punto de que parece olvidar que ella ha buscado la complicidad del oficio en su carrera como modelo, actriz y cantante. El ataque a la prensa francesa, a quien en privado había acusado de ser "izquierdosa, sectaria y rencorosa", pronto tendrá banda sonora. La letra de Les diseux (los agoreros) no tiene desperdicio: "Los agoreros graznan, croan y cacarean en sus gallineros... Hablan como si escupieran, se ríen haciendo muecas. Pero mientras ladran, la caravana pasa".

La revista VSD ha adelantado las intenciones de Bruni con una de las letras de su CD. El diario Le Monde ha asegurado que nunca perdonó que algunos medios hubieran insinuado que ella se separaría de su marido en el caso de que perdiera la presidencia. Así que ella no ha pasado por alto esa acusación de dama sin escrúpulos a la que sólo interesa el poder. Para que quede claro, el disco incluye una canción dedicada a Sarkozy, titulada Mon Raymond, donde proclama que su Raymond es el mejor, "resulta un valor seguro... es un cañón, una bomba atómica." Y añade: "Mi Raymond mantiene el equilibrio en los momentos difíciles, es el patrón, el que controla el negocio y, aunque lleve corbata, mi Raymond es un pirata".

El amor tiene esas cosas. El poeta alemán Heinrich Heine escribió que locura de amor resulta un pleonasmo porque el amor es ya una locura, así que por amor uno es capaz de ver un corsario en un expresidente de la República y en la prensa, a las tropas del establishment. Ciertamente, a Sarkozy la crisis económica y el alineamiento con Angela Merkel lo pusieron en el disparadero de la opinión pública. Y, aunque su matrimonio con Bruni le supuso inicialmente un incremento de popularidad, a ella su condición de verso libre le valió críticas, por más que se esforzara en aparecer como una Jacqueline Kennedy rediviva, hasta el punto de copiarle el look en su visita oficial al Reino Unido.

Liberada de su condición de primera dama, Bruni ha decidido plantar cara. El disco, que estaba listo desde hacía más de un año, rescataba viejos temas de Charles Trenet. Pero durante una cura de tranquilidad y de peso en Marrakech decidió cambiar de registro y contestar a los maledicentes que la han perseguido. El cuerpo se le ha quedado a gusto (por la canción y la dieta). El riesgo está en la respuesta de aquellos a los que ataca, pues los diseux esperan en su trinchera.

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