miércoles, 30 de diciembre de 2015

Feliz Año 2016







Un nuevo año es el nuevo comienzo y mil momentos 

que festejar, que se cristalice cada noble afán de tu

 corazón!

lunes, 28 de diciembre de 2015

España sigue en el pozo económico y social

Realizar un balance del año, o casi de la legislatura, resulta fácil si nos creyéramos las consignas del establisment político y económico, pero bastante más trabajado y complejo si queremos ser honestos y rigurosos. El mensaje triunfante con el que se ha presentado a las elecciones la coalición PP-Poder Económico (IBEX 35)-Monarquía es que España ya ha salido de la recesión, crece más que ninguna economía de la UE, ha creado 1 millón de empleos en la legislatura y  ha salvado a España del rescate a la portuguesa o a la griega.
Este análisis falaz, construido simplemente por datos puntuales, en un momento del tiempo y sin reflejar una senda temporal completa y comparable, solo sirve para las soflamas en los mítines o para que medios de comunicación en manos del sector financiero se desgañiten los sábados por la noche ejerciendo de doctores en economía, con el beneplácito de las cadenas mayoritarias. La realidad económica y social es manifiestamente peor, de ahí los resultados electorales y las dificultades que tiene el discurso oficial para calar entre la población, tanto formada, como la no formada en esta materia.
A grandes rasgos, la economía española está hoy peor, o similar, que estaba en 2011 en muchos parámetros económicos y sociales, y por supuesto infinitamente peor que estaba en 2007, inicio de todos los males para algunos. Por tanto, la primera premisa de la que hay que partir es que no se trata de volver a los guarismos de 2007, por más que fluyese el dinero de forma rápida y caprichosa, sino cambiar de raíz las causas por las que España está hoy a la cola en muchos registros básicos: I+D, igualdad, empleo digno, cobertura de dependencia, lucha contra la pobreza, modelo de crecimiento sostenible, etc.
Las cifras más importantes son tozudas. Hoy hay menos ocupados que en 2011, según la última EPA, 104.000, menos afiliados a la Seguridad Social, 8.455, y también menos parados: 427.500. Menos parados, fruto no de la creación masiva de empleo, sino de la salida de muchos activos del mercado laboral, fundamentalmente a la emigración. Es decir, la economía española, a pesar de que coyunturalmente crea empleo barato y temporal, expulsa una parte no desdeñable de capital humano formado, más de 540.000, que satisface las necesidades de otros países comunitarios y no comunitarios, donde les pagan mejores salarios y les facilitan carreras profesionales, especialmente en el sector de la investigación biomédica. Los que se quedan aquí tienen que sufrir contratos ridículos, hasta de 8 minutos en el sector de limpieza, salarios abusivos y condiciones laborales que empiezan a rozar situaciones de semiesclavitud, siempre bajo el paraguas de una inspección de trabajo ajena y muy menguada en términos de efectivos.
Si en algo se notan los efectos de la legislación laboral y las políticas regresivas es en aquellos hogares sin ingresos y parados de larga duración. Aquí el fracaso es palmario. Hay casi 2,16 millones de personas paradas con una antigüedad superior a 2 años, unos  725.000 más que al principio de la legislatura. Cierto es que esta variable siempre va con retraso respecto al ciclo, pero la lentitud con la que se está empezando a corregir, no invita a pensar en una mejoría a medio plazo. Esto explica por qué más de 700.000 hogares no tienen ingresos, fundamentalmente hogares monoparentales con hijos a cargo, lo que significa un riesgo de exclusión muy grande para muchas mujeres y niños.
Con todo esto, la tasa de paro apenas ha bajado 1,4 puntos porcentuales al final de 2015, situándose en el 21,2%, sin contar el subempleo, es decir aquellas personas que desearían trabajar más horas que se contabilizan como ocupadas, frente a otras estadísticas que las situarían entre un concepto más amplio de desempleo. La pregunta es clave: qué empleo se ha creado y si éste tiene futuro. La respuesta es sencilla: el neto de la legislatura es las destrucción de más de 400.000 empleos a tiempo completo y la creación de más de 268 mil empleos a tiempo parcial, lo que ha elevado la tasa de parcialidad hasta el 15% y la de temporalidad al 26,1%.
Hay colectivos que, además, siguen en situación crítica. Uno es el de discapacitados, cuya tasa de paro y actividad sigue reflejando un completo abandono por parte de las instituciones y la sociedad. Los que somos miembros de un Centro Especial de Empleo sabemos las dificultades que pasamos, gracias a la lentitud en el pago por parte de las Comunidades Autónomas, particularmente Andalucía. Pero también las personas que dejan su vida por la investigación en medicina y otras profesiones afines. El maltrato administrativo, salarial y de reconocimiento público obliga a muchas de ellas a lanzarse a la aventura de emigrar, llevándose proyectos, patentes e ilusiones que aquí jamás podrán culminar. También aquí hablo por experiencia propia. En la lucha contra el Alzheimer se nota la falta de proyecto de país que tienen las instituciones financieras y otros centros que podrían apoyar y financiar la investigación básica.
Si el empleo es escaso y poco atractivo, los salarios que se pagan son cada día son menores, con el aplauso de los adalides de la flexibilidad y competitividad. Cierto es que ahora las empresas españolas salen algo más al exterior, por falta de demanda interna, pero aquellas que exportan por sistema, pagan salarios superiores a la media, por lo que no parece un elemento decisivo a la hora de exportar. La devaluación interna es la base de la acumulación del capital para desmantelar las relaciones laborales y dejar sin contenido la negociación colectiva. Esa es otra señal de retroceso en materia laboral que poca gente analiza, y desgraciadamente ha llegado para quedarse. En estos 4 años, la reducción en riqueza nacional ha alcanzado los 40.000 millones de euros.
El escenario de crecimiento, por tanto, es débil y basado en factores eminentemente exógenos. Nos llega la ola del petróleo barato, de tipos anormalmente bajos y de una corriente extra de turismo que nos permite sobrevivir, eso sí, en condiciones cada vez más precarias. No hay que olvidar que todavía estamos un 25% por debajo del crecimiento de 2011, es decir, solo nos estamos acercando a dicha meta, mientras que el resto de países de nuestro entorno ya lo alcanzó, e incluso superó. Por ello, la comparación del flujo de crecimiento no es muy adecuada en este sentido.
Pero en lo esencial, apenas hemos salido del pozo. No hay ningún cambio de patrón de crecimiento; la pobreza sigue creciendo y la desigualdad también. La fortaleza de las empresas punteras se debilita, siempre que no está el BOE para echar una mano, y algunas, como Abengoa, pagan la nefasta política empresarial de los años de la burbuja inmobiliaria y obra civil. También aquellos sectores con futuro, como las renovable, pagan los excesos de una burbuja y el daño regulatorio que lamentablemente no se acaba de superar. Tampoco aparece un nuevo modelo energético que sustituya, de una vez, al obsoleto mercado de energías fósiles, gracias al poder del oligopolio reinante, reducto de los políticos que se jubilan. Esto está propiciando que numerosas empresas solventes se tengan que ir de España buscando un marco regulatorio y de mercado más amable y sobre todo menos dañino económicamente hablando.     
El verdadero meollo está en el volumen de deuda acumulada bajo los ejecutivos de Zapatero yRajoy, que han seguido vasos comunicantes. La parte privada que generó Zapatero se ha convertido, en gran parte, en deuda pública, que alcanza ya el 100% del PIB, y que es una espada de Damocles que pende sobre la economía española. Familias y empresas, en gran parte, tienen enormes dificultades para poder repagar dicha deuda, lo que sigue presionando al sector financiero hacia un escenario nada boyante, a pesar de la propaganda. La función del BCE seguirá siendo comprar mucha deuda basura para aplacar los ánimos de los acreedores que no están dispuestos a perder ni un solo euro.
Para todos estos cambios se necesitarían instituciones públicas solventes, una sociedad civil muy fuerte y unos partidos políticos que buscasen el bien común. Como estamos cerca de la epifanía, todo esto suena a música celestial y a eslogan postelectoral. Nada de esto tiene España y no tiene visos de tenerlo a medio plazo. Los partidos emergentes son meros parches sustitutivos imperfectos de los grandes, y estilan modos y formas muy similares, aunque el discurso sea algo más fresco. La incapacidad para tener empatía real, y no un mero tacticismo electoral, incapacita a los nuevos gestores para poder acometer todos estos frentes, y los que se me quedan fuera. Tenemos un país enfermo, grave en muchos aspectos, y una UVI sin recursos para solucionarlos. Pero sobre todos tenemos un problema moral, de calidad humana, de instituciones y de marco europeo y mundial que nos condena a soportar esta realidad como única salida. Parafraseando a Podemos, el SÍ SE PUEDE, tiene que ser algo más que un eslogan.
fuentes:  http://www.cuartopoder.es/tribuna/2015/12/27/espana-sigue-en-el-pozo-economico-y-social/7995

Falta realismo ante el problema económico

Durante el franquismo la gente escuchaba Radio Pirenaica o aprovechaba las salidas al extranjero para ver qué decía la prensa internacional de España, sometida a una dictadura que impedía que aquí hubiese libertad de expresión. Ahora la hay, pero no por ello deja de ser conveniente a veces leer lo que se dice fuera sobre España, especialmente sobre su economía.

Mientras que el debate en España gira estos días sobre todas las maravillas que pretenden hacer quienes aspiran a formar gobierno, desde fuera lanzan mensajes que para nada concuerdan con la euforia política española. Es algo en lo que coinciden tanto instituciones como la Comisión Europea, que alerta sobre el desvío en el objetivo de déficit público, como influyentes medios de comunicación, entre ellos The Wall Street Journal, el periódico de referencia en Wall Street.

Hay algo que desde fuera se ve que aquí parece que no queremos admitir. Por un lado, se ignora que las compras de bonos por parte del Banco Central Europeo no serán eternas, como advierte The Wall Street Journal, y, por otro, se da por hecho que el bajo precio del petróleo no es coyuntural. Luis María Linde, gobernador del Banco de España, parece el único dirigente español abonado al realismo, cuando aboga por adoptar medidas si se confirma el desvío en el objetivo del déficit.

Sería maravilloso que hacer reformas y ajustes fuese una elección ideológica, con buenos y malos, y no una obligación, pero dentro del euro España está sujeta a una disciplina que no entiende de colores políticos. Es evidente que aquí se ha recortado a granel, sin distinguir entre gasto productivo e improductivo, pero también lo es que esta crisis no ha servido para dotar España de un nuevo modelo económico. O al menos de unas bases en que amparar la sustitución del ladrillo por alguna actividad menos especulativa. El tortuoso proceso para la formación de gobierno, lejos de asumir esta realidad, también la elude. Ni desde la derecha ni desde la izquierda se le quiere decir la verdad a la gente: el ajuste no se ha terminado, salvo que España decidiese salir del euro, lo cual tampoco nadie plantea.

Todos sabemos a estas alturas lo que dicen que quieren hacer los partidos con opciones de formar gobierno, en cambio ya sabemos menos de cuál es su modelo económico para España.

¿Se trata de volver a la construcción? ¿Acaso de no hacer nada y de seguir confiando en un petróleo barato y en la compra masiva de bonos? ¿Quizás de construir un falso imaginario colectivo como han hecho algunos gobernantes populistas en América Latina?

Los graves problemas de España, el paro, la desigualdad, la pobreza, los recortes sociales…, no se van a resolver por decreto, sino creando más riqueza y repartiéndola de manera justa; es decir, produciendo más y mejor, con valor añadido suficiente para ser competitivos en la economía globalizada. ¿Por qué no hablan de esto quienes quieren gobernar? ¿Por qué tampoco lo hicieron durante la campaña electoral?

Otros países han salido de la crisis porque tienen un modelo económico claro. Estados Unidos, por ejemplo, supo hacer los deberes, saneando su banca y sus empresas, al tiempo que desarrollaba una maquinaria tecnológica. Apenas tiene paro y afianza su liderazgo mundial. Otros países, como Alemania, no han ido tan lejos, pero ellos no se hicieron ricos colocando ladrillos sino ensamblando -con excepciones- coches de prestigio en todo el mundo.
fuentes: http://www.laregion.es/opinion/jose-luis-gomez/falta-realismo-problema-economico/20151227144448589968.html

Renovación urgente

Los españoles reclaman un nuevo sistema político más transparente, que sea capaz de solucionar el problema del desempleo y acabe de una vez por todas con la corrupción


Han pasado apenas 40 años desde la muerte de Franco y las instituciones creadas para recuperar e impulsar la democracia en España presentan achaques. La corrupción rampante, iniciada en los ochenta y los noventa, unida a la crisis económica de 2008, desencadenaron una enorme avalancha de desafección hacia la política y los políticos. Los ciudadanos reclaman (o exigen) un cambio radical en la forma de hacer política, de administrar Justicia, de elegir a sus representantes y de distribuir de forma más justa el dinero de los impuestos.
Las acampadas del 15-M no fueron más que un aviso de la indignación de los españoles ante la forma de afrontar la crisis política, económica y social. No se trataba solo de protestar contra la pobreza y la desigualdad; la insatisfacción era mucho más profunda, como se ha ido poniendo de manifiesto en las citas electorales de los últimos dos años. Los españoles quieren un cambio en las instituciones que nos representan y seguirán dando la espalda a los partidos que no les ofrezcan soluciones.
El 2 de junio de 2014, el Rey Juan Carlos anunciaba por sorpresa queabdicaba la Corona en su hijo Felipe. Fue una decisión meditada y preparada al detalle (lo digo con conocimiento de causa, porque participé durante cuatro meses en el equipo que diseñó el plan), y que consiguió renovar la imagen que la Monarquía española, duramente castigada por el caso Noós y por los errores del anterior titular. Un Rey que se dio cuenta de que su enorme legado en la construcción de la democracia en España podía ponerse en peligro si no afrontaba una renovación urgente.
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Lo mismo sucede con algunos de los pilares democráticos en España. El resultado de las elecciones del pasado domingo demuestra que los ciudadanos no se conforman con los turnos en el Gobierno entre los dos partidos mayoritarios, PP y PSOE. Hasta ahora, las elecciones generales arrojaban dos tipos de resultados: continuidad o cambio, dentro del bipartidismo. Esta vez, los electores han pedido una cierta ruptura con el sistema.
Los ciudadanos reclaman un cambio radical en la forma de hacer política, de administrar Justicia, de elegir a sus representantes y de distribuir el dinero de los impuestos.
¿Qué piden los españoles? Según las encuestas, reclaman un nuevo sistema político más transparente, que sea capaz de solucionar el problema del desempleo, que acabe de una vez por todas con la corrupción, y que vuelva a convertir a los políticos en la solución en vez de en el problema.
Para dar respuesta a estas reclamaciones es imprescindible cambiar el paso a los partidos políticos. El resultado del 20-D, además de poner muy difícil la gobernabilidad en España, lanza un mensaje claro: es la hora del diálogo y de afrontar unos cambios que, si no los hacen los partidos tradicionales, los harán los emergentes.
Las reformas institucionales más urgentes estaban en los programas de unos y otros partidos políticos:
1. Reformar la Ley Electoral para buscar una mayor proporcionalidad y acercar a los candidatos a sus votantes.
2. Recuperar la independencia del Poder Judicial y de otros órganos jurisdiccionales, sometidos durante años a la politización de los partidos más consolidados.
3. Racionalizar y clarificar el papel de la Administración central, las comunidades autónomas y los Ayuntamientos en la gestión de lo público.
4. Establecer unos límites claros en los recortes públicos al Estado del bienestar en materia de sanidad, educación, seguridad social, servicios sociales, prestaciones por desempleo…
Estas cuatro reformas serían la base para ese auténtico cambio institucional que reclaman los españoles y que solo se podría sacar adelante con grandes pactos de Estado. Y, por supuesto, el cambio requiere una reforma de la Constitución de 1978, que ha traído la mayor etapa de libertad y prosperidad en la historia de España, pero que merece la pena ser reformada para que dure muchas décadas.
fuentes:  http://politica.elpais.com/politica/2015/12/23/actualidad/1450879227_012949.html

El PSOE, en el vía crucis de los pactos

Sánchez, entre la espada y la pared, busca negociar con Podemos, pero excluyendo el referéndum en Cataluña que ha soliviantado a los barones


El resultado de las elecciones del pasado domingo ha colocado al PSOE en una incómoda posición, pues si bien todos en el partido están de acuerdo en que no cabe respaldar la investidura de Mariano Rajoy, la alternativa de buscar una mayoría que sustente un gobierno "de cambio" -como defiende su líder, Pedro Sánchez, en caso de que el PP fracase en el intento- inquieta, y mucho, a los barones socialistas.
Esto es así porque Podemos, la fuerza que habría de ser el primer y más nutrido aliado del PSOE, ha puesto como condición para llegar a acuerdos la celebración de un referéndum soberanista en Cataluña.
El partido morado hace otras exigencias a los socialistas. Así, una "ley de emergencia social" que acabe con los desahucios y saque de la pobreza energética a las familias con menos recursos, y el fin de las llamadas "puertas giratorias" en política. Y al menos la primera de ellas la considera más "urgente" que el ejercicio del derecho a decidir, que, así y todo, sigue juzgando "imprescindible.
Sin embargo, es el debate sobre esta última "línea roja" el que está tensando la cuerda socialista, pues con él Podemos aprovecha para atacar astutamente el liderazgo de Sánchez y desgastar al PSOE, cuyo espacio electoral aspira a ocupar.
Pablo Iglesias es perfectamente consciente de que los barones -con la andaluza Susana Díaz a la cabeza- se oponen frontalmente al referéndum catalán, y sabe asimismo que, aunque Sánchez tampoco lo quiera, intentará negociar con él y convencerle de que ceda en esa pretensión y abrace su propuesta de reforma de la Constitución para convertir a España en un Estado federal.
El problema es que algunos barones ven tan peligroso el acercamiento a Podemos -y tan volátil y heterogénea la mayoría en que podría traducirse la ambición de Sánchez de presidir ese gobierno "de cambio"- que ya han advertido que prefieren que el PSOE continúe en la oposición.
Pues no se trata sólo de que 27 de los 69 diputados de Podemos pertenezcan a sus tres marcas territoriales -cada una de ellas conformada, a su vez, por varios partidos-, sino de que para alcanzar los 176 escaños que marcan la mayoría absoluta en el Congreso sería preciso también sumar las actas de IU (2), CC (1), PNV (6) y, lo que es peor, los 8 de Democràcia y Llibertat (DiL) o los 9 de ERC, partidos independentistas.
La andaluza Susana Díaz, el extremeño Guillermo Fernández-Vara, el castellano-manchego Emiliano García-Page o el asturiano Javier Fernández no ven nada clara esta operación. Hoy mantendrán una reunión informal con Sánchez para consensuar la propuesta de pactos que saldrá del comité federal del lunes. Y este simple hecho es ya indicativo de la tensión que se vive en las filas socialistas desde el 20-D.
Algunos, como el extremeño Fernández-Vara, se han quejado de que Sánchez no haya hecho autocrítica por los resultados, que, con ser mejores que los augurados, suponen la pérdida de 20 diputados respecto a 2011.
Otro motivo de tensión entre el secretario general y los líderes de algunas federaciones socialistas puede ser la firmeza con que el pasado miércoles, después de decir "no" a Rajoy en la Moncloa, Sánchez afirmó que la política de pactos es de su exclusiva competencia. El jueves, Díaz tuvo que recordarle que "la política de alianzas se decide en el comité federal del partido".
Estas tensiones no redundan sino en beneficio de Podemos, porque, si el PP sigue gobernando, la culpa no será suya, sino de los socialistas; además, ellos y Ciudadanos (C's), como fuerzas emergentes, serían los que saldrían menos perjudicados si hubiera que celebrar, de nuevo, elecciones en mayo. Y todo el terreno que el PSOE se deje comer, por su incómoda posición, será para quienes aspiran a sucederle en el espacio socialdemócrata.
fuentes:  http://www.lne.es/espana/2015/12/27/psoe-via-crucis-pactos/1860868.html

Elecciones españolas: ¿cambio o caos?

POR: JUAN ANTONIO SANZ PERIODISTA ESPECIALIZADO EN INFORMACIÓN INTERNACIONAL, ANALISTA Y COMUNICADOR JASANZRUS@HOTMAIL.COM | 27/12/2015 | ED. IMP.
Las elecciones generales celebradas el pasado 20 de diciembre en España han convertido el panorama político de este país en un auténtico polvorín. La falta de mayoría absoluta de ninguna de las fuerzas contendientes y las brechas ideológicas existentes colocan a esta nación en una inestable posición que puede derivar en un cambio político que la aleje del bipartidismo de las últimas décadas o en una peligrosa ingobernabilidad que desemboque en nuevas elecciones en 2016.

En un Legislativo con 350 escaños, dominado en los últimos cuatro años por el conservador Partido Popular, los 123 diputados obtenidos por esta fuerza quedan muy lejos de los 176 necesarios para gobernar con mayoría absoluta y mucho más de los 186 que el PP obtuvo en 2011. Este desplome de la derecha gobernante ha tenido su reflejo en la principal formación de la oposición, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), que en estas elecciones consiguió solo 90 escaños, el peor de sus resultados en unos comicios generales. 

La contrapartida la ha ofrecido la joven fuerza de izquierdas Podemos, que inaugura su presencia en el Congreso de los Diputados (Cámara Baja) con 69 legisladores. La otra gran formación con mayor presencia parlamentaria es el partido centrista Ciudadanos, que obtuvo 40 escaños. Un resultado un tanto decepcionante, pues en los últimos meses se le había visto como el eventual sucesor del PP en un teatro político alternativo al binomio PP-PSOE.

¿Cuál es la razón del colapso del bipartidismo en España y de la caída en picada del apoyo al Partido Popular? Son muchas y la mayor parte tienen que ver con la crisis económica, que ya se manifestó con fuerza en los últimos años del anterior Gobierno del PSOE y que estalló con el PP, con Mariano Rajoy como jefe del Ejecutivo.

Los últimos cuatro años se vieron marcados en España por una ofensiva ultraconservadora para atajar la crisis, muy acorde con los parámetros trazados en Europa por la canciller alemana, Angela Merkel. El resultado fue una austeridad extrema que rebajó las condiciones económicas, laborales y sociales de los españoles. La reforma laboral de Rajoy abarató el despido y disparó el desempleo, aunque después lo redujo ligeramente devaluando los salarios, aumentando los contratos a tiempo parcial e instituyendo la precariedad en los empleos existentes. 

Con el PP, la deuda pública española creció desmesuradamente, de forma que los compromisos actuales superan el 99.3 por ciento del PIB, con más de un billón de euros. El déficit público ha impedido asimismo que España cumpliera sus compromisos con la Unión Europea, especialmente después de que el Gobierno de Rajoy pusiera como prioridad la ayuda a la banca en crisis, que se llevó más de 50.000 millones de euros de dinero público. España cerrará 2015 con el segundo mayor déficit de la Unión Europea, detrás de Grecia.

La austeridad del Gobierno del Partido Popular se cebó especialmente en la sanidad y la educación, con más de 20.000 millones de ahorro en estos sectores y la brutal caída en la calidad de sus servicios, principal caballo de batalla de los partidos emergentes que reclaman el fin de este “austericidio”, como se ha venido a llamar la política económica del PP. 

El efecto de los recortes ha sido el incremento de la desigualdad, que ha hecho de España uno de los lugares de Europa donde es mayor la diferencia entre ricos y pobres. Subía el número de millonarios al tiempo que se disparaba el número de personas pobres o al borde de la miseria. Uno de cada tres niños está en riesgo de pobreza en España y hay 13 millones de personas en riesgo de caer en esa pobreza o en la exclusión social, es decir un 27.3 por ciento de la población española. 

Con tales datos, no es extraño el terremoto del pasado 20 de diciembre en el escenario político español, con la subida de un partido de izquierda radical como Podemos y una amplia apuesta por el cambio que se está convirtiendo en una auténtica pesadilla para los partidos tradicionales, el PP y el PSOE.

Este maremágnum, que apunta más al caos político que al acuerdo, debería dilucidarse en las próximas semanas. Todos los partidos se oponen con la boca grande a la celebración de nuevos comicios, pero con la boca chica todos temen que esa posibilidad se convierta en enero en una certeza de no lograr ninguno de los aspirantes a la presidencia del Gobierno el suficiente apoyo parlamentario. Si así fuera, el próximo marzo, el rey Felipe VI debería convocar nuevas elecciones, con un pronóstico que no aventuran ni los más valientes analistas.
fuentes: http://opinion.com.bo/opinion/articulos/2015/1227/noticias.php?id=179253