Ensanchar el terreno de juego

Convergència i Unió ha arrancado la X legislatura del Parlament de Catalunya teniendo que rehacer un guión y eso, poco o mucho, siempre se nota. Ofreció un Govern de coalición a ERC. Pero los republicanos, quizá escaldados de su paso por los recientes dos tripartitos, lo rechazaron. Han apostado por condicionar el gobierno catalán desde fuera y sólo el tiempo dirá el grado de estabilidad que ofrecen a un Ejecutivo que hoy se declara fuerte y convencido de tener apoyo parlamentario para cuatro años. CiU hizo después una ligera aproximación al PSC y la falta de química entre ambas formaciones, los reproches por tantos desencuentros y la ausencia de una mínima perspectiva histórica de los socialistas los decantó demasiado rápido hacia la oposición. Ayer, el candidato a la reelección y president en funciones, Artur Mas, dejó para el último párrafo de su intervención el aspecto más novedoso de su discurso: el ofrecimiento de sumarse al Govern, en cualquier momento de la legislatura, a las fuerzas políticas que en sus programas electorales llevaban como propuesta escrita el derecho a decidir. No fue tanto un guiño a ERC, sino al PSC, partido imprescindible para ampliar el terreno de juego por su condición de importante fuerza política en Catalunya con final del hilo en Madrid. Ello sucedía el mismo día que Rubalcaba y Duran conversaban y el secretario general del PSOE mostraba su preocupación "por el choque de trenes". Y que el presidente del Gobierno español expresaba que quiere hablar "desde la lealtad institucional con Mas". El enviado del presidente de la Generalitat que tras las elecciones ya conversó con una importante personalidad del Ejecutivo central ya recibió este mensaje. Y mientras, Mas dice que quiere una legislatura de cuatro años y ensanchar el terreno de juego.

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