sábado, 22 de diciembre de 2012

Los retos

Soy de los que creen que esta legislatura será corta, aunque mis ganas de equivocarme son más grandes que mis incertidumbres. Pero desde el momento en que se han fusionado dos decisiones de gran calado, la de poner la consulta como el eje sobre el que pivota la agenda catalana -fruto del inequívoco mandato de los votos-, y la de poner fecha cercana a tal decisión, el tiempo se acelera y se acorta. Quizás para bien, si todo sale ídem, aunque el campo de minas que debe atravesar la ruta que emprendemos, habría requerido tiempos más prudentes. Pero la política nunca se basa en los deseos sino en las realidades, y ahora que estamos en este difícil baile, habrá que bailar lo mejor posible. Y para ello habrá que resolver algunos puntos débiles que, desde mi punto de vista, se vislumbran en el horizonte de este Govern.

Primero, la autoridad del presidente, porque es evidente que se ha erosionado en las últimas semanas, tanto por los resultados electorales, como por el pacto con ERC, que lógicamente ha obligado a acotar sus márgenes de decisión. Sin embargo, Artur Mas es un hombre que se crece con los retos, y si consigue dominar su mandato, lo cual es fundamental para la consulta, solidificará también su liderazgo. Lo segundo, tiene que ver con el pacto, porque a pesar de la buena sintonía con ERC y de la sólida credibilidad que tiene Junqueras, es indiscutible que se sostiene en demasiados interrogantes: ERC no ha entrado en el gobierno, asegura que irá a las manifestaciones, compartirá el liderazgo, pero no el desgaste y lógicamente asusta a algunos sectores centrales de la sociedad. Suma coherencia nacional y a la vez resta complicidades. Y de ahí se deriva lo tercero, porque al convertir la consulta en el elemento central del pacto a dos, se complica la necesaria transversalidad que tan ingente proyecto necesita. No es fácil conseguir grandes consensos cuando el pacto ya se plantea cerrado, datado y acotado, y más con un PP que juega al acoso y derribo. Sin embargo, sin amplios consensos, la consulta se debilitaría. Finalmente lo más frágil, la economía, que juega en tres frentes complejos: la deslealtad del Gobierno español, que ya está usando el ahogo financiero como medida represiva, mientras no paga sus deudas y no permite que Catalunya se refinancie; la imposibilidad de gestionar la situación crítica de nuestra economía, dado el margen cero que tendrá la Generalitat; y la asunción de medidas tributarias que quizás desactivan algunas manifestaciones, pero presionan a la clase media. La suma es un galimatías que obligará a mucha inteligencia política. Porque, no nos engañemos, no sólo debemos cultivar los sueños y cumplir las promesas. También debemos ser más hábiles, más resistentes y sumar a más gentes, que los que quieren hacer naufragar el navío, no en vano, solo con la razón y con el deseo no llegaremos a puerto.

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