sábado, 29 de diciembre de 2012

brindis por las emociones del mañana

Los días de rosas y vino del Barça han estado acompañados por otros de limón y sal. De esos en los que la victoria deja de saber dulce y de ser entendida como un sinónimo de felicidad. Son cosas que pasan en la vida y de las que nadie escapa. Hay quien lo pasa mejor, y también hay quien lo pasa peor. TV3 ofreció a mediados de la semana pasada un excelente y maravilloso reportaje sobre Éric Abidal. Treinta minutos sentidos, no sólo llenos de momentos emotivos a los que el jugador francés iba poniendo comentarios entrañables, sino también repletos de imágenes y mensajes estremecedores que mezclan la cruda realidad con la bella esperanza. 

Abidal ha vivido en el Barça esos sentimientos encontrados, y con él todo barcelonista que se preste. Abidal ha estado arriba en lo deportivo y abajo en lo que verdaderamente cuenta: la vida. Ha saltado de alegría por los triunfos y ha derramado lágrimas por su enfermedad. "He saltado muchas vallas y las he saltado bien, y aún me quedan por saltar, y si vienen otras, las seguiré saltando, si puedo", decía en el magnífico reportaje dirigido por Santi Padró y que contó con la realización de Marc Serra y el montaje de Àlex Gonzalo. Abidal se muestra, como todo el mundo que lo ha tratado ha visto, optimista y mentalmente fuerte. Así lo definió el doctor García-Valdecasas, que le efectuó el trasplante de hígado con su equipo del Clínic. Así lo vio siempre Pep Guardiola y también Tito Vilanova, que a principios de temporada, en la presentación del equipo, le mandó un mensaje que al escucharlo seis meses después sacude el cuerpo: "Deseo que seas fuerte, y, si tienes ganas, te esperaremos lo que haga falta". Curiosamente, este mismo mensaje es el que tanto Sandro Rosell como Andoni Zubizarreta lanzaron hace un par de semanas a Vilanova, convaleciente de una nueva operación, lo que significó otro golpe amargo para el barcelonismo, en esos días de vino y rosas.

Santi Padró eligió una canción de Ben Harper, Morning yearning, para comenzar a hipnotizar en el reportaje a los telespectadores. Sublime prólogo. Sublime porque la canción habla de no cerrar nunca las cortinas, de un mundo que se despierta a la carrera, de la esperanza de que mejores días vendrán, de que no hay que ser víctima del otoño, de un amor que siempre resulta el lugar más cálido y de deseos de que llegue el mañana. Todo es fortaleza espiritual. Aquí, en esta redacción, el 2012 se nos ha llevado a dos compañeros incomparables, Quim Ibarz y Xavier Batalla, dos culés de pro, de los que cubriendo informaciones de peso en países relevantes no encontraban mayor emoción que en su Barça. Y lucharon contra sus enfermedades, pero no pudieron seguir saltando. Sus cortinas se cerraron y fueron víctimas del otoño. No volvieron. Es la vida.

Siempre he sostenido que las cosas hay que hacerlas en vida, y por eso me ha encantado el reportaje de Abidal, por todo lo que lleva dentro, por los abrazos y besos conmovedores de Puyol a Abidal, de Messi, por las voces desgarradoras de Puyal y Pou cuando el Camp Nou se ha puesto en pie y ha ovacionado a un Abidal convaleciente. Piel de gallina. Por los detalles humanos de Pep Guardiola y de Tito Vilanova, y de todo el equipo del Barça. Por la afición del Barça, que ha demostrado madurez y sentimiento, porque más que nunca creo que viviendo aquí, en Barcelona, la frase "amigos para siempre" no decepciona. Porque Abidal ha sentido el cariño de gente que no es de su país, pero que lo estima y se lo ha demostrado. Porque el mundo es otro cuando amas.

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