sábado, 29 de diciembre de 2012

Dossier Catalunya: quietud de Rajoy, tambores de Aznar y chorro de Wert

"Instrucciones de la Moncloa: agresividad dialéctica en reposo, pocas bromas, ningún escarnio quevediano, corrección institucional, frialdad política con CiU y esperar a ver qué ocurre en ese Parlament italianizante que puede acabar asfixiando a un debilitado Artur Mas". Este era el retrato de coyuntura que el cronista -arriba firmante- ofrecía una semana después de las elecciones catalanas. Transcurridos otros diez días, los acontecimientos parecen desmentir aquella apreciación. La tensión ha tomado forma de doble uve. Cuando parecía imponerse una pausa de reflexión -y de obligada autocrítica en Convergència i Unió-, la agitación ha alcanzado un nuevo pico. W de Wert. Quizá el cronista se vea obligado a incluir el citado párrafo en su desayuno. Ñam, ñam.

Agresividad dialéctica en reposo.- La consigna monclovita ha sido cumplida por casi todos los ministros y por los dirigentes territoriales del Partido Popular, con tres significativas excepciones: el ministro de Educación y Cultura, que ha dinamitado cualquier intento de apaisement con el borrador de la ley de Educación; la secretaria general del PP y presidenta de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, y el ex presidente José María Aznar, llamando al choque frontal con el nacionalismo catalán en todas las entrevistas que está concediendo con motivo de la publicación del primer tomo de sus memorias.

Pocas bromas.- El ministro Wert, encantado de haberse conocido, no pudo evitar una chicuelina el día de la Constitución: "Soy como un toro bravo que se crece con el castigo".

Ningún escarnio quevediano.- "Me apesta que Mas considere normal tener dinero en Suiza". Declaraciones de Cospedal dando por hecho que el presidente de la Generalitat es un evasor fiscal y dando carta de naturaleza al supuesto borrador policial difundido durante la campaña electoral, de cuya autoría ningún departamento o mando de la Policía se hace responsable. Aznar también da por hecho que Mas es un evasor y ayer situó el posible pacto CiU-ERC en este contexto. El dibujo aznariano es el siguiente: Mas y Pujol cuestionan la unidad de España por razones "parapolíticas". (Quevedo, enfadado por la negativa catalana a sufragar la Unión de Armas en 1640, escribió La rebelión de Barcelona no es por el güevo ni por el fuero: "Son los catalanes el ladrón de tres manos (...) son los catalanes aborto monstruoso de la política"). 

Corrección institucional.- El presidente del Gobierno la está manteniendo.

Frialdad con CiU.- Absoluta desde todas las instancias.

Este es el cuadro, firmado por la W. del ministro más psicodélico del Gobierno. Al habla fuentes de la Moncloa: "No hemos cambiado de política respecto a Catalunya. Nos mantenemos a la espera y evidentemente recelamos de un pacto CiU-ERC, que puede poner en peligro el cumplimiento de los objetivos de déficit. Si ello ocurriese, los daños para España podrían ser muy importantes en las actuales circunstancias, agravadas por la crisis política de Italia. Nuestros socios europeos estarán muy atentos. Catalunya está bajo observación internacional. Así lo han querido sus dirigentes y ahora deben ser consecuentes con ello. En anteriores crisis económicas, Catalunya fue locomotora. En esta ocasión, no está claro que vaya a ser así. Nos preocupa el trasfondo social de la crisis en Catalunya. Puede haber serios problemas".

¿Wert expresa la línea de fondo del Gobierno? Ligero carraspeo. "Algunas cosas se van a corregir. El ministro así lo ha anunciado. Los problemas educativos en España son muy graves y el de la lengua no es el principal. En este pasaje quizás se hayan juntado el hambre y las ganas de comer". (Velada alusión a los evidentes deseos de protagonismo del ministro ante unos medios de comunicación madrileños que le piden mano dura con el catalán, y a los reflejos de la consellera de Educació, Irene Rigau, que vio venir el borrador, encendió el foco antes de que lo hiciera el ministro y devolvió la iniciativa política a CiU en un momento aciago para Mas y los suyos). 

Quietismo de Rajoy y activismo de Aznar -con la perfecta excusa del libro de memorias-, que ayer advirtió al PP contra una lectura "triunfalista" de las elecciones catalanas. Rajoy evalúa; Aznar cree que la cuestión catalana puede ser el gran cohesionador español en tiempos de decepción moral, social y política, apuntillando al PSOE. Quevedianamente, el PP también palpa la coyuntura con más de dos manos.

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