El caso Bárcenas (¡qué gran nombre para un restaurantillo!) connota de mala manera la palabra sobre, un vocablo tan multiuso que puede ser sustantivo, adverbio, preposición e incluso prefijo. Los presuntos sobresueldos recibidos por destacados dirigentes populares han sobrealimentado las redes sociales hasta sobrepasar su capacidad. El jueves, cuando El País publicó la página de libreta Miquelrius, Twitter se saturó. Sobrecargado, decía. O eso es lo que redifundían los mismos que lo saturaban con sus mensajes llenos de pictosobrecillos. El escándalo de los sobres populares desata la creatividad verbal de la comunidad cultural, siempre más excitada cuando la derecha confirma su arquetipo arramblador que cuando lo hace la (presunta) izquierda. Como quiera que cada uno convive con sus arquetipos, mucha gente me envía hallazgos textuales de interés variable sobre el sobre. Desde anagramas inquietantes con las cinco letras de SOBRE (ROBES o RES BO, nada bueno) hasta la conjugación completa del verbo sobreseer (Dejar sin curso ulterior una instrucción sumarial), que en presente de subjuntivo brinda formas tan notables como sobresea, sobreseas... He descubierto muchas palabras que prometo usar a partir de ahora entre rejas (de mis mots encreuats): sobrebanc (pieza de madera), sobrebò (muy bueno), sobrecarta (segunda provisión de un tribunal cuando la primera no se cumple), sobremà (tumor de caballo), sobreplè (derrama), sotsobre (zozobra)... El ingenio verbal convive mal con el exceso. A partir de un cierto grado, empalaga y provoca rechazo.
La sobredosis de sobres me remite a las trampas de la metonimia. En este caso una metonimia encadenada. El sobre es un mero contenedor que pasa a designar unos billetes que presuntamente eluden la fiscalidad. Pero es que el dinero también es mera metonimia, consolidada por siglos de praxis económica que ha alejado estas estampillas rectangulares (antes moneda acuñada) de los bienes, servicios o satisfacciones que nos procuran. Una metonimia que desemboca en otra palabra de cinco letras: poder (verbo, sustantivo y en catalán incluso adverbio, sinónimo de quizás). Esta potencialidad radical, inherente a la organización social que nos hemos dado, es la que circulaba dentro de los famosos sobres. Poder ensobrado. Botín compartido por los compatriotas de partido. Un ilustrador amigo me envía una imagen que me trasnporta a la infancia. Un sobre sorpresa como los que mi abuela me compraba en el estanco de Matadepera (también quiosco y centralita de teléfonos) sobre el año 70. Sobres llenos de objetos que los niños palpábamos con ilusión antes de abrirlos. Recuerdo vivamente aquella sensación excitante de intentar adivinar qué había dentro antes de abrirlo. Me pregunto si ellos debían sentir lo mismo intentando adivinar cuánto había dentro antes de meterle mano.
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