jueves, 21 de febrero de 2013

El espejo inglés


David Cameron quiere renegociar el estatuto de Reino Unido en la Unión Europea e incluso irse directamente. Piensa que su país funcionará mejor solo en el mundo global. Probablemente piensa lo mismo de Inglaterra y por eso no le importa prescindir de Escocia. Si los escoceses tienen un referéndum para decidir sobre su futuro, Cameron está dispuesto a que los británicos en su conjunto participen en otro referéndum para decidir si se van o se quedan en la UE. Por consultas populares que no quede.
Le apoya una amplia mayoría de los ciudadanos. Cuenta con la presión sobre los conservadores del ascendente Partido de la Independencia. Y con años de martilleo de la prensa sensacionalista, que empezó como euroescéptica y se ha ido convirtiendo cada vez más en eurofóbica.
Washington no ve con muy buenos ojos esta evolución. Por boca de Philip Gordon, encargado de Europa en la secretaría de Estado, ha señalado que “la relación especial” con Londres interesa mucho más si Reino Unido es parte de la UE en vez de un país exterior y aislado. “Tenemos una creciente relación con la UE como institución con creciente voz en el mundo y queremos ver a Gran Bretaña como una voz potente en esa UE”. La observación de Gordon descalifica incluso la convocatoria de un referéndum: “Damos la bienvenida a una UE abierta al mundo con Reino Unido dentro”, mientras que “los referendos convierten a los países en ensimismados”.
Con frecuencia se ha comparado el programa secesionista de Artur Mas con el de Alex Salmond para Escocia. Los paralelismos son evidentes, aunque quizás superficiales. Hay diferencias notables, sin contar con la actitud bien distinta de Londres respecto a Madrid. Hay menos independentismo en Escocia. Salmond quería una devolution max, similar al pacto fiscal del Concierto vasco, pero Cameron le salió al paso con una propuesta más drástica que obligará a optar a favor o contra la independencia.
Es muy fácil el juego de las similitudes con Escocia, nación histórica hermanada con Cataluña alrededor de la fecha de 2014. Pero también es interesante explotar los paralelismos entre una Inglaterra que quiere existir por su cuenta en el mundo global y una Cataluña que quiere prescindir de España en Europa, en ambos casos con fenómenos de opinión pública y de polarización similares. El historiador británico Timothy Garton Ash, tan favorable a la consulta como partidario de seguir en la UE, ha suministrado un argumento para Cameron que sirve para Mas respecto a la fecha de la consulta, que sitúa entre 2015 y 2020, momento en que todos sabremos cuáles son los efectos políticos de la salvación de la zona euro sobre cada uno de los países y sobre el conjunto. Preguntar antes, en 2014 como quiere Mas, es decidir que salimos de viaje sin saber adónde vamos.
fuentes http://elpais.com/elpais

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