martes, 10 de septiembre de 2013

El precio del fiasco iraquí

Hace 32 años, John Kerry, de vuelta de Vietnam, donde había servido como teniente, pronunciaba un vibrante alegato contra la guerra ante los senadores americanos y arengaba a los manifestantes en las reuniones pacifistas. Hoy, John Kerry, jefe de la diplomacia del equipo del presidente Barack Obama, es el más ardiente defensor de una intervención militar en Siria para sanciones el uso de armas químicas.
Toda la elocuencia y la convicción de la que es capaz el secretario de Estado no pueden enmascarar un hecho crucial en este asunto sirio: la opinión pública americana y el conjunto de las opiniones europeas son hostiles a una acción militar de sus países contra el régimen de Bachar el Asad. (...)
Esta evolución de la opinión es la exactamente opuesta a lo conocido en el momento de las intervenciones en Kosovo, Serbia y Afganistán (...).
¿Qué ha pasado? Hay, seguramente, un fenómeno de lasitud en los países occidentales, que ven desde 2001 sus fuerzas comprometidas en conflictos sin salida clara ni satisfactoria. Está la naturaleza de los rebeldes sirios, sus divisiones, la presencia de yihadistas entre ellos (...). Hay la evolución de las primaveras árabes. Y hay, sobre todo, el fiasco iraquí, cuyo precio político, 10 años después, le ha estallado en la cara a la Administración americana. (...)
Si quieren tener éxito, los Gobiernos favorables a golpear militarmente deben redoblar sus esfuerzos para convencer a sus representantes nacionales, pero también a sus ciudadanos.
París, 8 de septiembre de 2013

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