domingo, 14 de abril de 2013

Olvidado crecimiento


Los detalles de la condicionalidad asociada a la ayuda a Chipre y la ampliación de vencimiento de las ayudas a Irlanda y Portugal eran asuntos centrales en la agenda de la reunión del Eurogrupo que acaba de reunirse en Dublín. Bienvenida ha sido también la pretensión de controlar la evasión fiscal en la UE. En relación al primer asunto, es destacable el acuerdo que ha habido con las decisiones adoptadas por las autoridades chipriotas para reestructurar y recapitalizar el sistema bancario: se satisfacen las condiciones para la ayuda financiera de 10.000 millones.
En cuanto a Irlanda y Portugal, y de acuerdo con el informe de la troika, se extenderán los vencimientos de las ayudas para facilitar el acceso a los mercados financieros de ambos países, protegiéndolos de los todavía evidentes riesgos de refinanciación; especialmente de Portugal, cuyas dificultades se han acentuado tras el dictamen del Tribunal Constitucional. La imposición de decisiones adicionales de ajuste presupuestario con el fin de compensar los recortes invalidados por los jueces no facilitará el camino para la recuperación del crecimiento, la capacidad de atender la deuda y, mucho menos, la estabilidad social.
Abundar en la aplicación de duras condiciones de ajuste fiscal en un contexto de pronunciada recesión y desempleo no garantiza la normalización de las condiciones de financiación. Ni de esos dos países ni de otros, como Italia o España, que siguen soportando elevados costes de financiación. Las mejoras de los últimos meses responden al anuncio del BCE en septiembre de que intervendrá en los mercados de bonos cuando lo soliciten los gobiernos y, mas recientemente, de las inyecciones de liquidez de los bancos centrales de EE UU y Japón.
Aunque menos explícita, entre las preocupaciones del Eurogrupo se encuentra la muy distinta canalización del crédito en el seno del área monetaria. Las pequeñas y medianas empresas españolas e italianas soportan mayores restricciones en el acceso al crédito bancario y costes muy superiores a los aplicados en las economías centrales, a pesar de que tienen un mayor peso específico en la actividad económica de sus países.
En una reacción tardía, el Gobierno español reclama al BCE actuaciones específicas para neutralizar esa asfixia financiera. Pero las reticencias de los bancos no serán fácilmente paliadas por el BCE porque es la ausencia de crecimiento, de solvencia, lo que subyace en las resistencias a dar crédito. Sin estímulos a la demanda, sin expectativas de reducción del desempleo, cualquier actuación sobre los flujos de crédito será apenas un paliativo. Ampliar plazos de saneamiento de las finanzas públicas y fortalecer la demanda son condiciones básicas para que economías como la española requieran más fondos europeos para seguir nutriendo el capital de los bancos. El Eurogrupo ha de priorizar la recesión como problema.

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