miércoles, 24 de abril de 2013

Lucía Etxebarria: "Nuestra democracia se parece mucho más a la de Marruecos que a la de Inglaterra"

i algo caracteriza a la escritora Lucía Etxebarria es que no se muerde la lengua ni se deja amedrentar por las muchas amenazas que recibe diariamente. Después de anunciar, a finales de 2011, que no volvería a publicar debido al pirateo que sufrieron algunas de sus obras, Etxebarria ha decidido romper esa promesa para editar el libro Liquidación por derribo, un trabajo que ella misma define como “un acto de responsabilidad en un momento en que hay un desconocimiento generalizado de muchas de las instituciones del país”. La escritora aporta, con un lenguaje directo y sencillo, las claves que, según ella, han conducido al país a sufrir la peor crisis financiera de su historia. La burbuja inmobiliaria, la corrupción, los nacionalismos, la situación de la monarquía o las revueltas sociales son algunos de los temas controvertidos que Etxebarria desgrana con un análisis que aporta documentación y datos contrastados y que busca, con contundencia en sus argumentos, la sorpresa de los lectores.

-¿Tan mal ve usted al país como para romper la promesa que hizo de no volver a publicar ningún libro más?
-Tomé esa decisión porque me di cuenta de que internet no es nada seguro. Sufría hackeos de trols de forma reiterada, y era algo insoportable. 

-¿Por qué cree que se convirtió en un objetivo para ellos?
-Porque aquí se ha creado una tendencia muy bipolar: o eres del PP, o eres del PSOE; o eres lo que ellos llaman roja, o liberal; y si no estás en ninguno de los dos…eres de UPyD (Ríe). Primero porque no estoy en ninguno de los dos bandos, es decir, no estoy cubierta, y segundo, porque soy mujer. Hay menos mujeres que hombres en el ámbito público, y las que están tienen una imagen muy poco sexualizada. Si eres mujer tienes que ir lo más neutra posible, que no se te vea femenina en absoluto, porque parece que eso te degrada. El 99% de los ataques en mi Facebook son para llamarme gorda.

-¿Le han llegado también amenazas?
-Muchas. 

-¿De muerte?
-Al principio, sí. Fue el momento en el que yo les respondía diciéndoles a qué librería iría y a qué hora. Curiosamente, nadie apareció. Desde entonces, me las tomo a broma.

-En las últimas movilizaciones sociales han aparecido proclamas que aseguran que la paz social ha terminado. ¿Lo ve usted así?
-Espero que no. De todas formas, yo he estado en muchas movilizaciones y no he escuchado eso.  

-¿Cómo debe canalizarse entonces el malestar ciudadano?
-Para mí, el siguiente paso es que la gente lea libros como este que presento, y tome conciencia de cuáles son los cambios que se pueden pedir: la independencia del poder judicial, una buena ley del suelo, transparencia de partidos, de fundaciones, etc. Los dos grandes partidos que hay ahora en el poder no están en condiciones de hacerlo, deberían hacer una restructuración profunda que no les da tiempo de efectuar. Probablemente, el futuro político pasará por una ruptura del bipartidismo que nos conducirá a dos escenarios posibles: el de la debacle italiana y rescate, u otra cosa. Yo no tengo una bola de cristal y no me gustaría llegar al caso de Italia, aunque todo apunte a ello. 

-Vivió de cerca las protestas estudiantiles del 83, las manifestaciones en contra de la guerra y las movilizaciones del 15-M. ¿Se ha logrado algún avance con todo ello?
-De pronto se ha logrado que el tribunal de la Unión Europea decrete que la ley de ejecuciones hipotecarias que hay en España no es legal y no está acorde con el derecho europeo. Esto lo ha conseguido una plataforma ciudadana, no ha sido ninguno de los mayoritarios. Para mí, esto abre la puerta a que te des cuenta de que las cosas se pueden conseguir mediante la cultura. Este país es tremendamente ignorante, y es una ignorancia que se ha ido propiciando. Si la gente empieza a informarse y a tomar conciencia de las cosas que pasan, es muy posible que haya un cambio. Como el escenario negativo ya lo tenemos, no hay que resignarse y hay que intentar cambiarlo como sea. En este sentido, lo que ha conseguido la Plataforma de Afectados por la Hipoteca me parece impresionante, y debería darnos ánimos a los demás para seguir con este camino. 

-La sensación general es que cada vez hay más movilizaciones pero vamos a peor…
-Yo creo que hay muy pocas movilizaciones, tendría que haber muchas más. No te quepa la menor duda de que escenas que hemos visto en Grecia las vamos a ver aquí en España, seguro. 

-¿Violencia en las calles contra políticos incluida?
-Yo he visto cosas en la calle Atocha de Madrid que nunca han salido en prensa. En mi barrio nos encerraron durante el desalojo del centro social okupado Casablanca y se creó un nivel de estrés muy grande. Ha habido mucha violencia que los medios, creo que sensatamente, han tapado para no crear un efecto más negativo. Lo más bestia que he visto es a los antidisturbios hacer un círculo para que las cámaras no les pudieran grabar mientras que, detrás, le estaban dando de ostias a alguien. 

-En su libro asegura que cada vez hay más gente que intenta acercarse o entender el sistema. ¿Está empezando a cambiar algo en la ciudadanía?
-Existen dos versiones: la del gremio de taxistas, que por cierto me trata muy bien, que intenta dar con una solución pero repite consignas; y luego hay una pequeña versión de la gente que realmente intenta informarse y acercarse a lo que está pasando. La primera es muy peligrosa porque es la que está dando vía a tercerismos tipo UPyD aquí, o Pepe Grillo en Italia. Es demagogia pura y hay que recordar cómo Hitler subió al poder con una solución parecida: hacer un cliché de todas las consignas demagógicas posibles, meterlas en una batidora, repartirlas y aumentar el descontento. 

-¿La segunda opción es todavía minoritaria?
-Si yo no tuviera una hija, cogería la pasta y saldría de Europa. Tengo una hija e intento pensar que todo esto puede cambiar para mejor, porque sino sería muy deprimente, lo que pasa es que ahora mismo está muy negro. 

-¿Qué parte de responsabilidad tenemos los ciudadanos en esta crisis que estamos viviendo?
-Todos tenemos responsabilidad, lo que pasa es que cuando lo dices se monta una muy gorda. Hemos votado y, en algunas comunidades, se ha demostrado que ha habido una falta de responsabilidad política y de información. Por ejemplo, en la Comunidad Valenciana. Más. Todos los que firmaron hipotecas de 120%, la culpa es del banco, por supuesto,  pero, ¿el que ha adquirido esa hipoteca con esa cláusula era oligofrénico? Estamos en ese momento de culpabilizar de todo a los bancos y a los políticos, pero ellos se han nutrido de personas que les han apoyado votando o firmando hipotecas. Cuando dices esto te ponen a parir, pero hay que tenerlo muy en cuenta porque la única forma de hacer un cambio es saber que esta situación la hemos propiciado nosotros y, por lo tanto, la podemos cambiar. 

-¿El estribillo de la canción de hemos vivido por encima de nuestras posibilidades también la cansa?
-En parte, es real. Aquí cualquiera pedía hipotecas a más del 30%, algunos a 120%. Hubo un delirio consumista muy grande, enorme. La burbuja inmobiliaria no la crearon los bancos, sino pequeños especuladores que compraron una segunda vivienda para especular, no para vivir. Hubo un delirio que todo el mundo tenía que tener dos teles de plasma en su casa, pedir todos los créditos habidos y por haber. Es cierto que ha habido estafas financieras muy grandes, pero el principal problema fue la pérdida total del sentido ético. Cuando una persona es capaz de vender una hipoteca o unas preferentes sabiendo lo que está haciendo, hay que hacer un cambio de criterio moral y de paradigma ético. 

-Un delirio que muchos, como usted, ya anticiparon años antes. ¿No les hicieron caso?
-Escribí un artículo alertando de ello en La Vanguardia, en 2006, y me pusieron a parir. Si yo lo sabía, si yo podía escribir ese artículo y tenía la información, dime ahora que Zapatero no tenía ni idea. 

-Entiendo, entonces, que nos han dejado caer porque a alguien le interesaba…
-Nos hemos dejado caer todos. Todo el mundo sabía que esto se iba acabar y, sin embargo, seguíamos comprando una segunda vivienda. Una clase política sola no arruina un país, tiene que estar secundada por otros.

-¿Qué otros factores hay, entonces?
-Una moral de fondo, un paradigma ético, una crisis de valores muy grande, una obsesión por enriquecerse, un sistema de valores narcisista que prima la apariencia por encima de la realidad…. 

-¿Somos un país corrupto porque culturalmente hemos sido siempre tolerantes con la corrupción?
-Hay muchos factores que hacen que un país sea más corrupto que otros. Nosotros tenemos el punto de católicos, por ejemplo. Está muy estudiado que en países católicos hay mucha más corrupción, lo dicen muchísimos sociólogos. El punto de haber vivido una dictadura; las dictaduras dejan una serie de estructuras que son muy difíciles de romper, y, en este caso, nuestra dictadura dejó una democracia de baja intensidad y con muchísimas fisuras que se crearon para proteger intereses. Te pongo ejemplos: la inviolabilidad de la figura de el Rey, la falta de leyes de transparencia en partidos, que no hay independencia del poder judicial o la ley electoral no proporcional para proteger el bipartidismo. Nuestra democracia se parece mucho más a la de Marruecos que a la de Inglaterra. Nosotros tenemos la idea de que los marroquíes viven en una dictadura, y ellos creen que viven en una democracia. 

-¿El desapego político que vive el país es recuperable?
-¡Ojalá! Quiero que cualquier joven entienda que la abstención es la postura más pro sistema que hay y la que más se busca desde el poder. Buscan que te quedes con la idea de que esto es irreparable porque ya lo harán ellos, y esto es muy peligroso. Las grandes revoluciones, especialmente la francesa, tampoco han conllevado nada mejor. Los modelos de democracia más firmes, el del Reino Unido o el sueco, no han tenido una revolución sangrienta, se han ido adaptando. Siempre es mejor una mediación que un divorcio abrupto. 

-El hecho de que haya senadores, alcaldes u otros políticos que se bajen el sueldo pero mantengan dietas, indemnizaciones y transportes no ayuda mucho…
-Es cierto que hay una cosa que también se ha perdido, que es la homogeneización de sueldos públicos. Lo que no puede ser es que haya alcaldes que cobren más que el presidente del Gobierno. Hay otros, como el de Gandía, que no cobra nada, pero que es el dueño de la empresa concesionaria de recogida de basura, de todos los puticlubs de la zona, etc. 

-¿La privatización de la sanidad pública es una medida acertada para cambiar algo?
-Es una burrada y una salvajada. Es una vergüenza que estemos pagando 600 millones de euros a los toros, que los vayamos a convertir en un bien cultural para darles más, que no le pidamos ayuda a la Iglesia, y que nos carguemos la sanidad. No hace falta cargarse la sanidad, pero es un negocio hiperlucrativo. Cuidado en Catalunya y en Madrid porque los políticos interesados en cargársela son gente con muchos intereses, acciones o familiares en muchas de las empresas de sanidad privada. 

-¿Qué efecto puede tener eso para el ciudadano?
-La hija de mi sobrina tuvo una enfermedad que se llama osteomelitis, muy común en niños, pero no se dieron cuenta porque era una niña y casi le tienen que amputar la pierna. Salvó la pierna porque toda la familia hicimos una colecta. El seguro médico cubre hasta cierto nivel, no cubre más, y si ha sido un error médico y de un profesional que no sea de ese seguro, no cobra nada. La broma ha salido a más de 36.000 euros. Te venden la moto de que vas a tener un seguro médico, pero mira lo que está pasando en Estados Unidos, uno de los países desarrollados que tiene más mortalidad en los partos porque hay gente que no puede pagar esos seguros. Es una salvajada perder nuestro sistema de seguridad social, y si la gente no toma conciencia será para alucinar. 

-Asegura en el libro que la subida del IVA la ha arruinado. ¿Eso es extrapolable al sector cultural?
-Sí, está claro. Esto ha sido la gran venganza del PP. Lo digo de nuevo: venganza. El IVA cultural en Francia está al 5%, aquí está al 21%. El sector cultural les molestaba mucho porque es el único que daba por el trasero; han preferido subvencionar a modelos y futbolistas que no hablan, e ir a joder a los que hablan. Es una venganza política como mis diez inspecciones de Hacienda que llevo contabilizadas y que creo que no ha sufrido ningún otro ciudadano. 

-Antes me comentaba que si no tuviera una hija se hubiera largado del país, pero no lo puede hacer. ¿Qué futuro le espera a su hija?
-La suerte que tiene mi hija es que tiene pasaporte canadiense (Sonríe). Es evidente que no hay que perder el optimismo, nunca. ¿Por qué James Bond siempre sale adelante? Porque lo encierran ahí donde sea y él busca la salida hasta el último momento y la encuentra. La moraleja de sus películas es que, si estás en la peor de las situaciones pero existe un 1% de posibilidades de salida, sólo la encontrarás si no dudas ni defalleces. 

-Tengo que decirle que a Bond muchas veces le encerraban en cuartos en los que ya tenía todas las herramientas a mano para salir. Además, es película…
-(Ríe) ¡No, hombre, no! Siempre hay que creer que existe una salida: si no piensas que existe una pequeña posibilidad de luchar, es cuando se va todo al carajo. Y si no, al menos mueres matando…

-¿Edificar sobre un terreno previamente derruido pasa por un cambio de actitud personal?
-Pasa por un cambio de actitud personal que te permitirá luego exigir un cambio del sistema. Lo que está claro es que este sistema español que se creó en la transición por el miedo a una nueva guerra civil no sirve para nada. 

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