viernes, 26 de octubre de 2012

De locura

Que la voz progresista más sensata en el debate Catalunya-España sea la del Gran Wyoming dice mucho de cómo está la cosa. Y no por desmerecer al gran humorista, cuyo mordiente se ha convertido en el discurso crítico más certero de cuantos se producen, sino porque entiendo que algo deberían decir los líderes de la izquierda. Los de la derecha ya se han pronunciado por tierra, mar y aire, en su triple versión de aquí no se mueve nada, tenemos la sartén por el mango y, si hace falta, os daremos un sartenazo. Pero el flanco progre está diseminado entre dimes y diretes extraños, algunos altisonantes, y la mayoría, callo y no otorgo. Las pocas voces socialistas que hablan, mejor que callaran, porque se apuntan al bombardeo, en versión izquierda. Es decir, entre Leguina y Cospedal, la diferencia no es ni la del alfiler bíblico, ese por cuyo ojo pasaba el camello. Ahora parece que Rubalcaba, apretado por el apretón catalán, ha dicho que recuerda que en algún momento le pareció que había pensado que era bueno eso del federalismo y, con más tacticismo que convicción, saca a pasear el palabro. Algo es algo, que dijo el calvo, pero seamos serios, ¿es algo? Y a partir de aquí las preguntas se encadenan: ¿ha abandonado el socialismo español cualquier modelo propio de Estado y es el simple apéndice progre de la España irredenta de siempre? ¿Tiene voz en el debate, o está afónico? De momento son una triste comparsa que ni están, ni saben, ni dicen, y cuando dicen desafinan.

Sin embargo, lo que ha ocurrido con la eurodiputada Maria Badia, obligada a dimitir por haber firmado una carta que denunciaba las veleidades bélicas contra Catalunya, es algo más que un desafine. Es una pesada, burda, alucinante vergüenza. ¿Qué le ocurre al socialismo español, se ha vuelto definitivamente loco? ¿Cómo es posible que castiguen a alguien que pide que no se use la fuerza contra la voluntad popular y no se pronuncien contra quien plantea usarla? La verdad es que soy incapaz de entender en qué momento de la historia el socialismo español perdió sus valores, sus convicciones y su norte, y ahora sólo es una maquinaria de poder oxidada, incapaz de liderar ningún proyecto ilusionante y atenazado por sus miedos y sus miserias. El PSOE debería ser el primero en combatir las voces de la caverna bélica, y dar la mano a la democracia, y lejos de ello denuesta a la única voz que les da un poco de dignidad. Si Maria Badia no es la regla, sino la excepción del socialismo español, entonces el socialismo español está muy podrido. De ahí que los socialistas catalanes naveguen en tierra de nadie. ¿Cómo van a ser una opción creíble si no son ni capaces de defender a Maria? Al contrario, justifican la dimisión y de paso se dejan acariciar el lomo. Luego se preguntarán porqué se dan un batacazo. Quizás será porque ni ellos mismos saben en qué se han convertido.

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