miércoles, 7 de agosto de 2013

Beneficios con reparos

A pesar del entorno económico deprimido, los excedentes de algunas empresas grandes crecen, gracias sobre todo al descenso de los costes, en especial los del factor trabajo y a las ventas de activos. En el caso de las grandes empresas, las que conforman el Ibex 35, ese ascenso de los beneficios en el primer semestre del año fue del 3,19%, un incremento que se produce tras dos años de intensas contracciones. Si se amplía el foco al conjunto de cotizadas, la mejora de las ganancias es del 53,9%. Es cierto que esa variación es más acusada al tomar como base los beneficios de 2012, que fueron los peores desde el inicio de la crisis. Su generalización y continuidad hay que tomarla igualmente con cautelas dado que esos excedentes vienen mayoritariamente determinados por la actividad exterior, y en modo alguno por una demanda interna que sigue deprimida.
En algunos casos, los beneficios han ascendido gracias a la generación de beneficios extraordinarios derivados de la venta de activos, desinversiones, que limitarán la capacidad de generación de futuros excedentes. Muchos de esos activos eran considerados antes de la crisis de carácter estratégico. En realidad, algunas compañías que contabilizaron el año pasado beneficios extraordinarios importantes, en el ejercicio actual llevan registradas pérdidas. La significación de esos resultados también queda condicionada por el peso de las compañías que conforman el índice, por su heterogeneidad en la generación de beneficios y, desde luego, la importancia relativa de los beneficios declarados por los bancos. El origen de estos es excepcional: no despeja las dudas sobre la suficiencia de capital al término de 2013. Son las menores dotaciones de provisiones y la generación de beneficios atípicos los que en gran parte han contribuido a esos informes todavía favorables de beneficios. Los márgenes que refleja el negocio bancario no evolucionan favorablemente; la morosidad va en aumento, consecuente con el elevado endeudamiento de empresas y familias y la caída en la renta disponible de estas últimas. La influencia del BBVA es determinante: sus beneficios crecen un 90% gracias precisamente al ascenso de los atípicos, convirtiéndose en la primera de todas las compañías del Ibex por beneficios.
El ahorro de costes es quizá la circunstancia que obliga a relativizar ese repunte en los beneficios. La reducción de todo tipo de costes, desde luego los salariales, tienen un límite. Este no solo viene marcado por la dimensión mínima de la plantilla necesaria en cualquier empresa, sino por la propia preservación de la calidad y estabilidad de las relaciones laborales.
El último reparo que cabe hacer a la reciente evolución de excedentes empresariales se refiere a su significación en relación con el censo total de empresas españolas. En nuestra economía, más del 90% son empresas consideradas pequeñas y medianas. Pero son las responsables de casi las tres cuartas partes del valor de la producción nacional y del empleo. Y estas siguen atenazadas por las restricciones propias de una economía en recesión: intensa contracción de la demanda interna, explicada por una muy elevada tasa de desempleo y salarios a la baja, y un racionamiento crediticio demasiado prolongado, que impide financiar las operaciones básicas empresariales y, en todo caso, la inversión. Sin inversión, hoy la recuperación, si llega, no será suficientemente intensa.

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