sábado, 21 de febrero de 2015

Ay, esta Barcelona tan provinciana

Experimenté una intensa alegría cuando leí en Internet que en Cataluña se está forjando un nuevo grupo de intelectuales dispuestos a dejar la piel en el páramo cultural de nuestra sociedad. Esto fue lo que creí cuando leí algo al gente que se aglutinaba alrededor de dos palabras mágicas: arte y cultura. Se trata del CLAC (Centro Libre de Arte y Cultura). Esto quiere decir, me dije (sin que dejara de intrigarme eso de "libre"), que el debate enriquece. Que en Cataluña hay espacio para nuevas propuestas culturales y artísticas.
Una vez leída la noticia, pensé: por fin gente dispuesta a que la cultura deje de ser la invitada de piedra que es siempre. O la flor que hace bonito. Pensé en una asociación para investigar nuevas soluciones para las dificultades del espíritu, sobre todo en un mundo tan mercantilizado como el que vivimos. También me hice la ilusión de un foro de discusión entre los partidarios de una determinada estética narrativa contra otra de contenido antagónico. Sería fantástico ver enfrentados los lectores defensores de la literatura de Baltasar Porcel y los de las novelas de Juan Marsé: sería un debate bien apasionante este, sobre todo cuando no hace mucho tiempo se decidió, entre un sector de la intelectualidad de escritura en castellano en Cataluña, que el gran novelista que fue Porcel (y perdonad la herejía, tan grande como el autor de Últimas tardes con Teresa ) era un escritor subvencionado por la Generalitat, dejando entrever con muy mala fe que alguien de este tipo no podría ser nunca un novelista como es debido.
También visualicé otras tareas del CLAC: por ejemplo, cómo hacer que los músicos jóvenes catalanes con obra propia pudieran reunirse con los de otros puntos de España para intercambiar experiencias y exponer las enormes dificultades que tienen para que estas obras se estrenen en los circuitos artísticos de mucha tradición.
Ya veis a qué tarea ingente enfrenta esta nueva asociación de la cultura y del arte que acaba de nacer. Magnífico !, exclamé, por fin un foro para discutir y abrir en canal todos los malentendidos en torno a la cultura y la lengua en Cataluña, sin victimismos por una parte y de la otra. Y volví a exclamar: Magnífico! Por fin se discutirá, se abrirán puentes, se polemitzarà sobre asuntos que no importan a nadie, salvo los que vemos como al lado de la desigualdad social y económica va anidando otra de peores consecuencias: la desigualdad cultural y lo espiritual.
El CLAC, por lo que veo, es como una especie de renovado grupo de amigos intelectuales
Pero qué decepción cuando leí, en este mismo diario, el reportaje de Ángeles Piñol. Resulta que el CLAC no luchará por ninguna de las cosas que he desgranado antes. El CLAC, por lo que yo veo, es como una especie de renovado grupo de amigos intelectuales. Y digo esto porque a algunos les vi en otras listas de intelectuales y firmantes de manifiestos (algunos de francamente inquietantes, como aquel en el que se conminaba a Rajoy a ser severamente intransigente con los independentistas).
Me extrañó, eso sí, la mezcla ideológica de los integrantes. No me extrañó menos que algunos repitieran en su fervor asociativo. A este grupo de intelectuales parece que los une el sano anhelo de sacar Barcelona de su enfermizo provincianismo. Nuestra ciudad sigue empeñada en seguir encerrada en sí misma y negarse tercamente a beber de los encantos del cosmopolitismo. Leo el reportaje de Piñol y no consigo salir de mi estupefacción. Y me hago una pregunta: Yo vivo en la Barcelona que creo que vivo? O formulado de otra manera: hasta cuando esta gente nos darán la tabarra con lo de siempre?
Los integrantes del CLAC: recorren Barcelona? Van al cine? Asisten a los conciertos del Palau o del Auditori? Van a la multitud de presentaciones de libros que se hacen por semana excepto cuando son ellos los que presentan el libro? Acuden a las conferencias que se programan casi cada día dictadas por conferenciantes de todo el mundo? (Por cierto, la semana pasada en el MACBA habló sobre el Walter Benjamin más político el filósofo de Oviedo radicado en Madrid César Rendueles, y no vi a nadie de los firmantes de este pintoresco grupo que fuera para discutir sobre un asunto filosófico y político tan importante).
Frecuentan los barrios con su efervescencia festiva y cultural?Conocen Gracia, el Born, el Raval, el barrio Gótico, Santos, San Andrés (donde funciona una orquesta de jazz de maravilla)? En ninguno de estos sitios no he visto ninguno. Como tampoco los veo en los museos cuando inauguran una exposición, no los veo en el MNAC, ni siquiera en las muestras de arte extranjero, aunque sean tan cosmopolitas. Y por supuesto a los estrenos de teatro, a las que durante más de cuarenta años no he visto a ninguno.
Bueno, a lo largo de mis artículos en este espacio, creo que ha quedado clara mi oposición a la independencia de Cataluña. Y finalmente, a esta asociación no la confundáis con otra de genuinos buenos propósitos: la CLAC, la Coordinadora Latinoamericana de Comercio Justo.
J. Ernesto Ayala-Dip es crítico literario
fuentes  http://cat.elpais.com/cat/2015/02/17/opinion/1424198218_034089.html

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