domingo, 20 de octubre de 2013

La torpeza del PP

Las demandas judiciales presentadas por la secretaria general del PP y otras personas, tras la publicación de la contabilidad B del PP, revelaron en su día la intención de utilizar a la justicia frente a las acusaciones de corrupción, cuando creían tener controlado a Luis Bárcenas y esperaban que desmintiera la veracidad de lo publicado —como el extesorero hizo en un primer momento—. Sin embargo, ahora que la Audiencia Nacional tiene acreditada la autenticidad de 55 de los apuntes contables publicados, que Bárcenas se ha reconocido autor de los mismos y que sigue dispuesto a agitar el ventilador, el PP y las personas anotadas como receptoras de dinero negro se encuentran en la incómoda situación de mantener las demandas, con los resultados que se vieron el viernes pasado, o retirarlas, lo cual podría dar más alas al extesorero.
El espectáculo protagonizado por María Dolores de Cospedal y Luis Bárcenas en sede judicial merece pasar a los anales de la torpeza política. Que Bárcenas no aporte pruebas de sus decires puede seresperanzador para Cospedal a la hora de defender su honradez personal; pero como dirigente política deja clara la falta de una estrategia sensata del PP frente a las graves sospechas de corrupción que afectan al partido, más allá del cortoplacismo revelado por aquella primera tanda de negaciones en bloque y acciones judiciales. Además, rompe la línea fijada por Mariano Rajoy de ponerse de perfil respecto alcaso Bárcenas.
Cospedal sí ha retirado su demanda contra la empresa editora de EL PAÍS, lo mismo que otros dirigentes y exdirigentes han hecho con las suyas, aunque se mantienen otras. Podrían haberse decidido antes, puesto que la Audiencia Nacional tiene muy avanzada la investigación de los papeles de Bárcenas. Pero Cospedal ha querido que se celebrara el juicio civil por su demanda personal de protección al honor, sin aguardar al cierre del sumario principal en la Audiencia Nacional. De ahí la plataforma proporcionada a Bárcenas para que millones de personas le escucharan ratificarse en acusaciones gravísimas contra el partido en el que desempeñó, durante cerca de 20 años, cargos que implican una gran confianza por parte de la dirección.
El PP se ha equivocado desde el principio. Con Bárcenas fuera de control y encantado de aprovechar las oportunidades que se le proporcionan, vuelven al primer plano las sospechas de corrupción no resueltas, que fragilizan a un partido con enormes responsabilidades institucionales. Cospedal persigue lavar su nombre por el procedimiento de dejar en evidencia que Bárcenas carece de pruebas contra ella por la acusación de haber cobrado dinero negro. No parece tan segura respecto a otros correligionarios: preguntada al respecto en el juicio del viernes, se refugió en que no lo sabe. Actuar en orden disperso es el precio de no haber esclarecido y depurado las responsabilidades internas.

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