sábado, 21 de marzo de 2015

Sondeos y augures

Primer dato a considerar: a finales de la semana pasada, el Centro de Estudios de Opinión (CEO) de la Generalitat hizo público su último barómetro, elaborado a lo largo de febrero; según este sondeo, los partidarios de la independencia de Cataluña suman un 44,1% de, mientras que los contrarios totalizan un 48% . Además, y de acuerdo con la misma fuente, la intención de voto de los encuestados de cara al 27-S dejaría CiU y ERC casi fifty-fifty, con un global de 61 a 63 escaños, claramente por debajo de la mayoría absoluta.
Sin embargo, y sorprendentemente -al menos, para los que hace dos años y medio que describen Cataluña como una Corea del Norte mediterránea-, el director del CEO, el profesor Jordi Argelaguet, no ha sido ni fusilado, ni enviado a un campo de reeducación, ni siquiera destituido, como sí le pasó en septiembre de 2010 en la entonces directora del CIS español, Belén Barreiro Pérez-Pardo, por indócil los intereses demoscópicos del Gobierno de Rodríguez Zapatero. Algo vamos ganando.
En todo caso, y además de la aparente reflujo de la marea independentista, lo que ha llamado más la atención en este barómetro -y más ha excitado las glándulas salivales de algunos comentaristas, por qué no decirlo- es la confirmación de la tendencia a la baja de CiU, que en relación con los resultados del 2012 perdería más de 11 puntos porcentuales y 18 o 19 escaños. Ahora bien, hay que sorprenderse de esto?
Desde el otoño de 2012 -con movimientos previos durante el bienio anterior-, Convergencia ha hecho un viraje doctrinal y programático muy difícil de imaginar en un partido de orden. Un viraje que ha puesto Mas y CDC en rumbo de colisión con el statu quo político y económico, que les ha valido desde querellas judiciales hasta los sonoros anatemas de guardianes tan conspicuos del orden establecido como el presidente de Fomento , Joaquim Gay de Montellà, o el del Círculo Ecuestre, Borja García-Nieto. Y también la deserción de una parte de su antiguo electorado, la que votaba CiU por pragmatismo, como un mal menor, sin ninguna o con muy poco entusiasmo catalanista.
Además, la federación hace más de cuatro años que gestiona estrecheces presupuestarias, y esto -gobernar la penúria- ha cargado en Europa gobiernos de todos los colores políticos. O quizás la caída del PP de Rajoy desde el 44,6% de las elecciones de 2011 hasta el 18,6% de la última encuesta de Metroscopia también se debe a una "deriva independentista"? Agregue el cuadro las turbulencias crecientes con Duran Lleida y con el aparato duranista de Unión y, desde el verano pasado, los efectos deletéreos de un caso Pujolpresente de manera casi cotidiana en los medios. Que, en estas condiciones, la marca CiU sea capaz de disputar el primer lugar tanto en las elecciones catalanas como en las generales constituye un verdadero prodigio.
Por otra parte, la arriesgada apuesta de CDC nos remite a una cuestión mucho más amplia: por qué han de servir a los partidos?Sólo para salvaguardar sus propios intereses y defender la cuota de poder alcanzada, sin afrontar ningún cambio que pueda poner unos y otros en peligro? O para atender y liderar las nuevas demandas de militantes, electores y ciudadanos, incluso a costa de equivocarse? La dirección convergente ha elegido la segunda opción, y corre peligro de naufragar. Otras siglas ayer poderosas han elegido la primera, y ya están hundidas.
Pero sí; según el último barómetro del CEO, los diputados de CiU y Esquerra no sumarían, tras el 27-S, una mayoría de Gobierno. Y aunque la adición de los 10-11 escaños atribuidos a la CUP daría con creces esa mayoría, esta hipótesis ha sido inmediatamente calificada de imposible y absurda por quienes tachan los cupaires de "antisistema" (ya quisieran todos los defensores del sistema tener la formalidad y el rigor que ha mostrado David Fernández -no en las camisetas, en el comportamiento- al frente de la comisión Pujol).
Sin embargo, admitámoslo: no habría una mayoría independentista CiU + ERC. Significa esto que el sondeo dibuja una alternativa con proyecto político viable? Una mayoría de unionistas más mediopensionistas trenzada con Ciudadanos, Podemos, PP y PSC?Aparte de moverse en un intervalo de 56 a 60 escaños, del todo insuficiente, alguien se imagina el PPC reconociendo la prelación de Albert Rivera o de Gemma Ubasart para formar un Gobierno antisoberanista? O el PSC ("si tú no vas, ellos vuelven") alineándose junto a los de Sánchez-Camacho para entronizar el partido naranja, o el partido violeta? Eso, por no hablar de la CUP o Iniciativa, sin alguna de las cuales -según el escenario del CEO- no llegaría de ninguna manera a los 68 diputados. El "partido de los okupas" con el PP? Iniciativa del brazo de la derecha y el centro-estatales?
Ciertos augures deberían contener la secreción de jugos gástricos hasta el 28-S. Entonces, ya se verá.
Joan B. Culla i Clarà es historiador.
fuenteshttp://cat.elpais.com/cat/2015/03/19/opinion/1426793646_827080.html
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